Por: Tainary Carmenaty para People Music
“Un milagro en Rexville”, obra del grupo puertorriqueño de Teatro Breve, fue presentada recientemente en el Shorty Castro o el “El Josco,” como también se le llama y llevó a escena un guion escrito por Mikephillippe Oliveros y dirigido por Luis Gozaga que contó con Loubriel como artista invitado en su personaje de sacerdote junto a Kiko Blade, Juan Pablo Díaz, Jessica Rodríguez, Marisé Alvarez, Lourdes Quiñones, Isel Rodríguez, Ricardo Hinoa y Mikephillippe Oliveros.
La trama de esta obra trata de una pareja homosexual que es castigada por el sacerdote de la parroquia por actos impuros dentro de la iglesia y como sanción la pareja deberá organizar el viacrucis del pueblo, pero el objetivo real de la penitencia impuesta por el cura, era ganar un premio de diez mil dólares. Por su parte, Juan (personaje principal), se debate entre dudas con su fe, pero para evitar que su madre se enterara de los hechos, acepta hacer el viacrucis para el cual decide realizar audiciones en donde se dieron cita sus vecinos y amigos. Entre éstos se encontraba Jesús devuelto a la tierra con la misión de redimir a Juan. Todo acontece en el ” mini market” del protagonista, en este caso, en Rexville, Bayamón.
Junto a ello aparece una “nueva rica” que vivía en Bayamón y ahora vive en Torrimar, un “niuyorican” que se muda a la isla (Puerto Rico), dos monjas españolas (una norteña y una sureña), un ex presidiario, el novio de Juan, la hermana de Juan que estaba embarazada y un vagabundo. Cada personaje fue perfectamente construido; desde sus manerismos y sus vocablos, hasta la indumentaria. Los elementos visuales fueron detalladamente escogidos en esta pieza moderna e irreverente que nos movió en varias oportunidades a la risa, pero también a la reflexión a la hora de repensar esos dogmas religiosos, que encaran verdades innegables dentro del catolicismo particularmente.
Las actuaciones estuvieron impecables; nadie falló en sus líneas ni en sus movimientos. La improvisación se suscitó en una sola línea y fue mínima, y como es costumbre para los chicos de Teatro Breve; lo manejaron con mucha naturalidad. Al tiempo que mantuvieron muy bien los acentos y el diálogo fue muy fluido y picaresco. La música ambientó adecuadamente cada escena al igual que los efectos especiales con las luces aludiendo a modalidades dentro de las redes sociales y haciendo de esta, una pieza muy veraz y contemporánea.
De este modo, lo que en un momento anteriormente, se pensó que eran teatreros de momento y de pasada, se ha convertido en una de las opciones constantes y más diversas en la industria teatral puertorriqueña. Aunque ellos mismos dicen que no esperaban tener ni un poco de éxito, a la fecha Teatro Breve, cuenta con 10 años de constante experiencia y respaldo del público, en su mayoría adultos jóvenes. Pese a que este grupo nos tiene acostumbrados a “sketches” de comedia e improvisaciones, también han creado obras inéditas como lo es esta producción.