(San Juan, PR) — Los talleres que enseñan tanto a padres y niños, la importancia del juego tradicional y la música como medios de aprendizaje en un mundo donde la enseñanza descansa mayormente en la tecnología, han sido la espina dorsal durante los últimos dos años de los servicios que ofrece la Fundación Atención Atención.
“Nuestra misión es lograr que cada niño se convierta en la mejor versión de sí mismo, facilitándoles experiencias creativas y herramientas educativas dirigidas a ellos y a los adultos responsables de su cuidado y desarrollo”, es la misión de esta joven fundación, según lo indicó su directora Paula Rivera.“La Fundación Atención Atención aspira a convertirse en referente de investigación y desarrollo educativo integral para niños y adultos responsables, con el fin de ayudarlos a alcanzar su máximo potencial”.
En la actualidad la Fundación Atención Atención cuenta con tres programas, a saber: Talleres Formativos, Jugar = Aprender, y La Hora de Juego.
Los Talleres Formativos fue el primer programa de la Fundación y fue creado especialmente para ampliar el conocimiento a padres, madres, maestros y profesionales de la salud de niños de educación especial. Desde el 2013 se han ofrecido cientos de talleres impactando a más de 12,000 personas.
Más que un taller, Jugar = Aprender es un movimiento que pretende recordarle a los adultos responsables de la educación y el cuidado de los niños, el valor del juego tradicional en el desarrollo integral de los pequeños que tienen a su cargo.
En La Hora de Juego se enfatiza que el juego es la mejor herramienta para llegar a los niños y enfrentar circunstancias difíciles de la vida. Esta iniciativa, permite abrir un espacio de recuperación psico-emocional en los niños, especialmente después de desastres naturales, como lo fue el Huracán María. También es un vehículo de prevención pues ayuda a trabajar en ellos herramientas de resiliencia y de socialización.
Por medio de un currículo estructurado donde el juego y la música son los protagonistas, durante una hora todos los días y por un periodo de un mes, profesionales entrenados, juegan con los niños de una comunidad estableciendo lazos de confianza, trabajando procesos de modificación de conducta y abriendo espacios de sanación.
En alianza con líderes comunitarios u organizaciones no gubernamentales, la fundación ha llegado a casi todos los rincones de Puerto Rico.