Por:Everidis Mendez
Desde el pasado jueves 12 de noviembre se presenta en varias salas de cine de la isla, la película “Woodlawn”; dirigida por los hermanos Erwin y producida por Kevin Downes. Parte de su elenco está compuesto por el novato Caleb Castille, quien interpreta a Tony Nathan; Nic Bishop, quien da vida al entrenador Tandy Gerelds y Sean Astin que en el filme representa a Hank.
Aunque trata sobre el fútbol americano, el racismo y la religión, no es la típica película donde se enfatiza 1 de estos temas, más que otros. Luego de la orden judicial que intentaba eliminar la segregación racial en el 1973, comienza un nuevo tiempo en la ciudad de Birmingham, Alabama.
Un día como cualquier otro, cansado de ver a los chicos perder, en peleas, pero con el deseo de ayudarlos… Hank se le acerca al entrenador Gerelds y le pide unos minutos para hablar con el equipo, pero el entrenador no le permitió acercarse a los jugadores del equipo de futbol de la Escuela Superior de Woodlawn.
Pero, cansado de los problemas por los que atravesaba su equipo, dejó que Hank hablara con los jugadores y le pidió que lo que les fuese a decir debía ser bueno. Cuando el entrenador Gerelds llega a la cancha y ve como todos los miembros de su equipo de fútbol atendían a Hank y que la mayoría acepta primeramente a Dios y en segundo lugar el reto de ser agentes de cambio, dicha decisión marcó su vida y el resto de las decisiones que tomó a partir de ese momento.
Desde entonces se notó un cambio en el equipo, en la escuela y en la ciudad. Como toda acción tiene consecuencias, la fe del entrenador y su equipo de futbol fue probada.
Cuando la película habla del racismo lo muestra con la actuación de Caleb Castille, que juega el papel del jugador estrella Tony Nathan, quien tiene piel morena. Asistiendo a una escuela pública donde la mayoría es blanca y los que habían igual a él, formaban parte de pandillas y estaban asociados con robos en la ciudad, no es cosa fácil.
Al equipo le costó esfuerzo, dedicación y conocerse realmente como individuos y como grupo. Lograr posicionarse en los primeros lugares de las listas, no fue rápido; al tener un jugador negro y dejar claro que eran cristianos recibían insultos y se mofaban de ellos. Al nivel que hasta le prohibieron quedarse en un hotel y si iban con él (Tony Nathan), no los recibían en otras escuelas del estado.
Pero eso solo los motivó a ser mejores compañeros y a mejorar su propia marca. Tanto así, que a la hora de enfrentar al equipo Banks, el número 1 de su distrito; ellos fueron confiados y antes de pisar el terreno de juego oraron juntos y al finalizar gritaron: “1, 2, 3… Cree”.
Si ganan el partido; si Tony Nathan puede jugar en ese juego y si quieren saber como los chicos de Woodlawn contagian a otros con lo que ellos cargaban… tienen que visitar las salas de cine y ver Woodlawn.
Solo así entenderán por que hay solo un camino.
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