El Coliseo de Puerto Rico vibró con la energía y el misticismo de Draco Rosa, quien regresó a los escenarios para presentar su gira “Sueños Peligrosos”. Este recital marcó el inicio de una serie de conciertos que lo llevarán a diversas ciudades de Colombia, México y Estados Unidos.
Desde el primer instante, el artista transportó a su público a una dimensión espiritual y musical única. Antes de comenzar su presentación, Draco ambientó el “Choliseo” con melodías del “canto de om”, una práctica espiritual utilizada en sesiones de yoga, creando una atmósfera introspectiva y mística que preparó a la audiencia para lo que estaba por venir.
Con lo mejor de su catálogo musical, Draco Rosa ofreció un espectáculo memorable. Su inconfundible estilo y la combinación de letras profundas con melodías impecables crearon un ambiente íntimo y emocional. La escenografía, con sombras y un suave resplandor de luces rojas, acentuó la intensidad y profundidad de cada interpretación, sumergiendo al público en su universo musical.
Pero más allá de la música, Draco se tomó un momento para compartir con su público su visión sobre la importancia de las letras en la música. “Yo pongo las letras porque creo que es bien importante”, expresó con convicción. En un mundo que, según él, “se está desmoronando”, la música tiene el poder de reflejar la realidad y transmitir mensajes que van más allá del simple entretenimiento.
“Y acá, por lo menos y en muchas partes del mundo, por todo lo que está pasando en el mundo, somos como un reflejo de cómo está el mundo. El mundo está desmoronado… y necesitamos buenas letras más que nunca. No es una crítica, es una observación”, enfatizó el cantautor, dejando claro su compromiso con la profundidad y el significado en sus composiciones.
Además, Draco Rosa abrió su corazón al público al hablar de su vida personal, revelando con sencillez y emoción: “Estoy enamorado”. Estas palabras añadieron un toque especial al concierto, permitiendo que sus seguidores lo vieran no solo como un artista, sino como un ser humano con experiencias y sentimientos que influyen en su música.
Rodeado de músicos excepcionales, Draco Rosa hizo gala de su talento y logró conectar con cada persona presente en el Coliseo, transportándolos a un viaje introspectivo y sensorial. Sin duda, un recital que quedará grabado en la memoria y el corazón de quienes tuvieron la fortuna de presenciarlo.