CONCIERTOS

Francisco “Pancho” Céspedes Amores y canciones de su “vida loca”

Por: Elcie Gonzalez para People Music

En medio de un ambiente íntimo, informal y hasta irreverente, el cantante cubano, Francisco” Pancho” Céspedes, se presentó en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de Santurce en una entrega en la que se destacó sobre todo, el calibre de su voz respaldada por el recuento confesional e inspirador de su vida y sus amores, unas veces real; otras inventado. Así el espectáculo, que lleva el nombre de su última producción discográfica, “Todavía,” incluyó canciones de su amplio y conocido repertorio prácticamente, desde las primeras melodías que dieron fama y popularidad al cantante hasta las menos conocidas, pero igual de expresivas y coloquiales.

A pesar de su aparente desenfado e irreverencia en el escenario, que por momentos, sorprendió a muchos, sobre todo, durante su inusitada charla sobre sus mujeres y sus olvidos de alguna de las letras, involuntarios o no, eso nunca lo sabremos, Céspedes cree y le canta a la vida desde los recuerdos y el corazón y su público, aquellos que siguen su música, y sus canciones, lo perciben y lo saben. Por eso, esta noche en San Juan en medio de una escenografía simple, pero apoyada en un magistral juego de luces, que por momentos proyectaba haces en hermosos colores, entrecruzados que bajaban, subían y bañaban de vez en cuando, a los espectadores, el cantante logró cautivar con su particular estilo y su “feeling” a los espectadores.

Casi a las 9 de la noche bajo los acordes de un solo de jazz, interpretado por la banda y en el que el saxofón se lució espléndidamente, apareció Céspedes, con vestimenta informal y chaqueta de la que luego en algún momento, se desprendió debido al calor, y dio comienzo el opening que incluyó alguna de sus más conocidas melodías “Dónde está la vida,” ”Todavía”, el número del 2014, que da nombre a su último disco y “”Todo es un misterio.” Al mismo tiempo, iba presentando a los miembros de su banda, la gran mayoría, o prácticamente casi todos procedentes también, de Cuba.

A partir de este momento, siguió una velada repleta, de plática y canción para la que el cantante, tuvo siempre un nombre de mujer, (“hasta el momento”, dijo guasón), un amor y un desamor, una experiencia o una decepción, como legitima inspiración de cada una de sus melodías. “Las canciones son poderosas”, dijo mientras contaba como para “Miradas”, se inspiró en Raquel… “Le canto al amor, a los recuerdos, narro la historia de amores reales o inventados. Los creadores nos inventamos las novias”, aseguró, divertido.

En este orden le siguieron “Qué hago contigo”, “Señora”, ambas muy aplaudidas y seguidas por el público muy entusiasmado. Sin embargo, un momento muy especial y emocionante de la noche fue cuando Céspedes, descubrió a Dany Rivera, entre el público “la mejor voz de Puerto Rico”, dijo y lo invitó a subir al escenario a cantar con él. Poco después, casi a mitad del concierto, volvió hacer la invitación y fue hasta su asiento a saludar al famoso cantante boricua que esta vez, subió con él al escenario.

“Bueno dijo, Dany, ya en tarima, voy a cantar, pero tienes que cantar mi versión de “La Borinqueña”. “Yo empiezo y tú repites, por si no la conoces bien.” A lo que Céspedes accedió de inmediato, dando comienzo a un original dueto a capela, de La Borinqueña, que emocionó grandemente al público y lo puso de pie mientras acompañaban a los cantantes.

Una vez terminaron, Céspedes pidió nuevamente a Dany que lo acompañara en otra popular melodía, “Delirio”, de César Portillo de la Luz y de nuevo, el improvisado dúo hizo vibrar a la audiencia.

Contagiado con el ambiente de romanticismo y feeling, Céspedes, prefirió obviar el programa previsto, y continuo entonces, con “Bésame Mucho”, y con una evocación al Gran Bola de Nieve en una memorable canción de la mexicana, María Grever , “Alma Mía.” Luego, volvió a su repertorio, interpretando una conocida canción en inglés, que gustó muchísimo al público “You Are So Beautiful.” Le siguió “A veces”, “Se me antoja” y por último, entre las más esperadas del concierto y sobre la cual Céspedes dijo jocosamente que había dejado para el final intencionalmente, “Para que tuvieran que esperar hasta el final”, su conocidísima, “Vida Loca.”

En varias ocasiones de su presentación el cantautor tuvo reconocimientos y halagos para su hermano, el cantante cubano, Miguel Ángel Céspedes de quien dijo: “Mi hermano es un gran cantante”, e interpretó una de sus canciones, compuesta por él durante y dedicada a una enamorada de juventud. En otro aparte, interpretó y contó la historia de una de sus canciones “A veces,” escrita en ocasión de la primera desilusión de amor de su hija, cuando esta tenía solo 14 años.

El artista también reflexionó sobre su salida de Cuba, muchos años atrás. “La vida es salir, pero los que salen de su país, no encuentran su cama jamás aunque vuelvan a su tierra”, comentó. A la vez, interactuó y bromeó todo el tiempo con el público y con su banda.

Finalmente, mientras interpretaba “La Vida Loca” y era coreado por el público, Céspedes, se despidió, sencillamente, sin aspavientos, tal y como había llegado, pero con la misma espontaneidad y desenfado: “Puerto Rico de mi alma, no sé qué más voy hacer aquí. Muchas Gracias por venir, un placer. Un aplauso para ustedes que decidieron invertir dos horas de su vida en venir a ver y oír las memorias cantadas de este loco.”

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