El cantautor puertorriqueño Glenn Monroig rescató un texto de su autoría, que fue publicado originalmente en el 2006. En este, Monroig reflexiona sobre la industria musical y de entretenimiento, y el rol que los artistas deben tener en momentos como los que vivimos.
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Interpreto tu silencio…
Esto es un escrito mío que fue publicado en el año 2006 y me pareció muy oportuno publicarlo, modificado al día de hoy, como respuesta al BLACK OUT convocado por compañías disqueras y entes comunicadores de la industria.
Me pareció que hoy, en el año 2020, es aún más necesario combatir y Cantar, que callar como protesta, en un momento en que, precisamente, la falta de pensamiento crítico social es lo que nos ha traído a este presente histórico.
Dije entonces:
Los países son tan buenos como su opinión pública, y gran parte de ella la forjan sus comunicadores. Hemos creado sociedades seducidas por el entretenimiento, pareciendo ser que en ese entretenimiento no había lugar para decir cosas importantes, levantaran roncha o no.
Los “Entertainers” hemos forjado nuestras carreras a base de una demagogia parecida a la de los políticos.
Si en un país muere tal % de mujeres a mano de su cónyuge, X veces al mes; ¿por qué eso no es un buen tema para tocar en la radio en la mañana, aunque sea jocosamente, en sátira de humor negro? No lo sé. Sólo se ve en las vocéricas noticias, junto a la foto grotesca del cadáver de la madre de algún niño, testigo del mórbido suceso.
Tampoco es tema para que ningún comunicador cante en algún concierto masivo, de esos que son siempre tan comentados en los medios.
Mejor es, que sus fans (siendo el fanatismo, una de las razones primordiales del por qué hoy convulsiona Norte América, en protesta ante la iniquidad racial) lo lean en el periódico, y nerviosamente pasen a la oferta del shopper que queda a mano derecha.
Como he escuchado decir mil veces en la industria del entretenimiento: “Nadie vende discos u obtiene ratings tocando la llaga de lo que nos hace infelices”.
Pero, lo que pasa, es que la verdadera función del comunicador es esa. Quizá no todo el tiempo, pero gran parte de él si debiera serlo. Yo creo fervientemente en que es muy buen negocio hablar, cantar, escribir, pintar, componer sobre lo que nos afecta y duele a los seres humanos. No de lo trivial. De lo profundo, lo que hace que los males se arranquen de raíz, no podarles para hacerlos más estéticos. Sin temor a ser redundante, pienso que al artista identifica lo profundo, lo humano nos humaniza a todos, y sabe Dios si hay algo que haga más falta en el mundo de hoy en día que eso.
Bueno, ¿y ahora qué, compañeros?
Hablando siempre de darles lo que la gente quería y no lo que verdaderamente necesitaba.
No bastaba con entretener, pues mientras más simple era el entretenimiento, más bajaba la capacidad de nuestro análisis.
Nos hemos hecho una lobotomía cultural nosotros mismos. Y ahora queremos echarle toda la culpa sólo a los políticos. La patria se hace en casa. El que riega la comida con pesticidas o altere la constitución genética de ella para que dure mucho en la despensa, y tiene hijos, eventualmente tendrá que bregar con que ellos comerán lo que él produjo. ¿Y qué hemos producido los comunicadores en general a través de los últimos 70 años?
¿Cómo podemos pretender no llegar a esto, con lo que se ha sembrado?
Lo que nos toca vivir hoy en día es sólo el Efecto. La Causa de ello es precisamente EL SILENCIO nuestro como comunicadores…
De haberle hablado sobre los escenarios a tiempo, con conciencia y voz templada a nuestra gente, tal vez no habríamos tenido que callar en un “Black out‘’, que al final termina siendo otra retórica, que no cambia en su esencia el mensaje que llevamos GENERALMENTE en la industria de la música a nuestras sociedades.
“No somos nada sin una opinión, hay que asumir una posición. Se quema la casa mientras la nación mira la televisión…”
-Se quema la casa, 1988 GM-
Glenn Monroig Jonas