Por: Chayanne Jareb Mata para People Music
San Juan, P.R.− “Propongo disfrutar esta jornada”, −línea del tema “Proposiciones”− de esta forma comenzó la velada de versos, rimas y metáforas con las que Pablo Milanés hipnotizó al público en el teatro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
Milanés, quien es uno de los precursores de “La nueva trova cubana”, visitó la isla como parte de su gira “Renacimiento”, y el disco que lleva el mismo título es inspirado en el Renacentismo y el Barroco, sin dejar atrás sus raíces cubanas. El artista que ya ha presentado este espectáculo en otros países como Perú, Chile, España y México no dejó en el olvido a sus seguidores boricuas.
Un público, en su mayoría adulto, esperó con ansias la entrada del cantautor cubano. A las 8:46 p.m., entró Milanés al teatro que, según él, lo dio a conocer en Puerto Rico hace tres décadas. Fue una entrada sutil, a pasos lentos, pero definida por su seguridad y experiencia. En medio del escenario lo esperaba una silla que miraba hacia el público, en la que se sentó con gallardía de veterano y comenzó a disparar versos y melodías.
Bañado por una iluminación naranja, el trovador cubano logró transportar a los presentes en un viaje sin regreso por aguas románticas y a la vez, los sumergió en letras de profunda reflección social.
En la primera etapa del concierto se enfocó en cantar algunos de los temas que se encuentran en su más reciente producción “Renacimiento”, tales como: “Dulces recuerdos”, “Homenaje al Changüí” y “Los males del Silencio”, entre otros.
“Me gustaría cantar de este disco un “Changüí”, un ritmo bastante desconocido fuera de Cuba. Ubicado en Guantánamo, la parte oriental de nuestra isla, es un género bastante dependiente del “Son cubano”, pero es una vertiente, no llega a ser el son. Es la síntesis de la música cubana, pero tienen un lenguaje muy particular, un ritmo muy particular.”, detalló el cubano al describir el género del “Changüí”.
La ovación de los fanáticos se acentuaba tras cada interpretación y mientras se acercaba el momento de despedida, se comenzaron a escuchar voces que gritaban “Yolanda”. El público había esperado toda la noche y aún no salía en voz de Pablo el famoso tema. Finalmente, no los hizo esperar más y los músicos comenzaron a sonar los primeros acordes de “Yolanda”. Los aplausos, gritos y sonrisas abarrotaron el teatro y comenzó el gran dueto entre los fanáticos y el cantautor. Sin duda, este fue uno de los momentos más emotivos de la noche.
Milanés no dejó atrás canciones como: “El breve espacio, “Para vivir”, “Nostalgias”, “Ámame como soy” y “Ruinas del tiempo”, entre otras. El espectáculo se extendió aproximadamente por una hora y media, tiempo en el que el artista interpretó más de treinta temas.
Tras cantar “El breve espacio”, Milanés hizo una falsa salida, y fue ahí cuando el típico coro: “Otra, otra”, provocó la entrada de este nuevamente. En esa entrada obsequió dos canciones más a su público. Estas fueron: “Para vivir” y “Amo esta isla”, esta última la utilizó de despedida ya que al culminarla se reverenció ante los presentes y se marchó. Esto provocó que todos se pusieran en pie y despidieran al maestro con una inigualable ovación.
No hizo falta el abrazo cálido, la palabra precisa a su fanaticada porque su voz y sus canciones hablaron, como siempre, por sí mismo. El nuevo Pablo que se nos presentó musicalmente de corte renacentista y barroco no pudo, sin embargo, dejar de recurrir a su inagotable ritmo antillano a través del “Changüí” para regalarnos una síntesis excelente en una inolvidable jornada. ¡Enhorabuena, Pablo!