Por: Elcides Gonzalez para People Music
Dinámica, intensa, grácil, contoneando sus caderas incansables al ritmo de cada acorde, la cantaora Rosario Flores, se presentó en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes, Luis A. Ferre en un espectáculo, quizás breve, pero definitivamente impactante y en el que sobresalió sobre todo, el buen baile y la brillante interpretación de la artista ante un público que vibro con su música y su baile.
El programa para este nuevo concierto, incluyó una amplia selección de temas de lo mejor de la Flores en los que la artista lucio la diversidad y fusión de ritmos que ha caracterizado su trayectoria artística hasta el más genuino exponente del genio flamenco y gitano que por sangre, le corre por las venas. Quién la ha visto, y quien la vio esta noche, sabe que en su manera de hacer la música también está la gran Faraona, Lola Flores, y que lleva el sello innegable y auténtico de lo mejor de una familia consagrada a la música y al arte, de lo que obviamente se siente orgullosa y proclama a los cuatro vientos.
¡Puerto Rico!, gritó la cantaora con su poderosa voz, rebosante de vibra y de energía, y luego de concluir sus dos primeras canciones: “Yo me niego”, con la cual abrió el concierto y “Me duele el corazón”, melodía que arrancó encendidos y prolongados aplausos. “Por Dios, cuánto tiempo por visitarlos,” comentó segura y emocionada. “Sé que mucha gente me esperaba. Puerto Rico, muchísimas gracias.”
Y de inmediato, consciente del gusto de la gente por su fuerza y versatilidad interpretativas y su destreza como bailaora, una vez concluida las dos primeras canciones, Rosario se sacó su chaquetita y sacudiéndola con bríos en el aire, al tiempo que la giraba en círculos, comenzó a contonear sus caderas, y taconear con fuerza, recorriendo, elegante y diestra, el escenario y entregándose por entero al baile. Mientras, el público, completamente fascinado, la seguía. “Ahora sí, advirtió divertida, ya vienen todas las canciones que os sabéis eh?, así que por favor, no me dejen solita, eh? ¡Ay , Dios mío! voy a llamar a mi padre, (refiriéndose a su también famoso padre, Antonio González, el Pescailla, considerado el creador de la rumba catalana), para que venga aquí a bailar esta rumba”.
Luego de esta presentación, otra de sus melodías. “Algo contigo”, la hizo conectar nuevamente con el público: “Puerto Rico es que yo quiero algo contigo” dijo a modo de presentación de este tema.
En ese orden le siguió, “Te quiero mi vida”, refiriéndose a la versión de la hermosa melodía que inmortalizara el legendario Nino Bravo.
Prácticamente, ante cada una de sus interpretaciones, la artista hacia un comentario para conectar con los presentes y al mismo tiempo con el título de la canción que sobrevendría. “Ay, Puerto Rico esa agua y esa sal.”, dijo refiriéndose al tema del mismo nombre “Qué poquito tiempo me dejan para disfrutarlo…, “!Dios mío!, pero volveré prontito y podré saludar a mis amigos porque aquí tengo muchos; muchísima gente amiga está aquí, así que va para todos vosotros “Agua y Sal.”
Luego de esta interpretación, en “Estoy Aquí”, la cantante volvió a hacer gala de sus raíces gitanas y herencia flamenca, secundada por la extraordinaria voz y giros de la vocalista de su grupo, recorría bailando el escenario, contoneaba su cuerpo, agitaba su melena, estremecía sus caderas mientras desafiaba con movimientos sicodélicos de su cuerpo, los fuertes acordes de la guitarra. Fue ese el momento en que la cantautora presentó a los miembros de su banda y tuvo para todos una frase de elogio y agradecimiento. “Con vuestro permiso, os voy a presentar esta banda que lleva conmigo casi toda mi vida, nos amamos, nos peleamos, nos queremos de nuevo, son mi segunda familia. Y en referencia a Fernando Illán, quien ha producido casi todos sus discos. “Es el que manda aquí, el que ha hecho casi toda mi música desde que empecé: el importantísimo Fernando Illan. “Y aquí, una servidora para todos vosotros”, dijo, inclinándose graciosamente, ante la audiencia.
Sin embargo, sus palabras más conmovedoras se escucharon cuando habló de su hermano Antonio y la inspiradora tristeza que sufrió por su pérdida. “Qué bonitos lucís aquí conmigo. Yo venía emocionada a Puerto Rico y me decía,’ se acordarán de mí, señores’?, pero ya veo que sí. Yo, al Señor siempre le digo, Gracias Señor por todo lo que me has dado”.
“Esta canción que viene ahora, prosiguió emocionada, es para mí una de las más ejemplares porque es la primera que escribí como solista desde que mi hermano Antonio se fue y se la dedique a él y sé que él me la mando desde el cielo. Siempre que canto esa canción, hay algo de magia en el cielo porque estoy segura de que él me la mando para que no me sintiera sola. Gracias por sentirme, Puerto Rico.”
“Le doy muchísimas gracias al señor por ser artista. Llevo muchísimos años en la música y lo único que le pido al Señor es que me de mucha Juventud para estar aquí mucho más tiempo y que me inspire mucho para arañar un poquito el corazón y que me miren con esos ojitos que me estáis mirando ustedes esta noche. “¡Qué bonito estar aquí. Qué bonito!”
Durante el último segmento hubo, por supuesto, un pequeño, pero intenso homenaje a la inolvidable y mítica Lola Flores, su madre, a su abuela Rosario, al ambiente familiar y musical de sus ancestros donde se crió, todo lo cual supo llevar a uno de los temas en que la Flores se lució en una mezcla de cantos andaluces, blues, rumba, cantes y bailes flamencos y hasta rock.
Y luego, no faltaron los éxitos más aclamados de la noche;” “No dudaría”, “De mil colores”, uno de sus temas más exitosos, “Meneíto” y finalmente, “Marcha.” Durante este último banquete musical, Rosario interactuó todo el tiempo con el público el cual le pedía otra, una y otra vez, y no la dejaba marchar para dar fin al concierto.
“Puerto Rico, Muchísimas Gracias”, dijo, Rosario, a modo de despedida. “Muchísimas gracias por estar conmigo esta noche. Gracias de verdad con todo el corazón. Gracias por hacerme artista, gracias por sentirme, por hacerme grande”. Volveré pronto”.
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