Por: Elcie Gonzalez para People Music
Que aún por estos tiempos, la palabra tenga más fuerza que la música, que mueva al unísono los corazones y que traiga disparos, flores, amores, mujeres, ángeles, gaviotas y unicornios azules que embellecen a toda una multitud, es una hazaña que solo la pueden lograr los poetas y cantores de la vida, y sin dudas, el trovador cubano, Silvio Rodríguez es uno de esos cada vez, más raros y escasos exponentes.
Su más reciente concierto en el coliseo, José Miguel Agrelot de Puerto Rico dio fe de ello, durante un inolvidable reencuentro en el que el trovador junto a sus excelentes músicos, logró trascender nuevamente con sus inolvidables y hermosas canciones y desbordar el coliseo boricua, en su capacidad para anfiteatro.
En realidad esta visita de Silvio Rodríguez era ya muy esperada por seguidores e interesados en su reconocida trayectoria artística y la urgencia y nostalgia de escuchar nuevamente en su voz, buena parte de sus bellas y famosas canciones, se percibía desde muy temprano en un público que rebosó el anfiteatro boricua y que curiosamente no solo reunió a una gran cantidad y diversidad de fanáticos y seguidores, sino de jóvenes deseosos de conocer y escuchar la música del emblemático trovador cubano.
La presentación del artista , pautada para las 8 y media, dio comienzo poco después de las 9 pm, de manera natural y sencilla, en justa proyección con su imagen; simplemente en un sencillo escenario, respaldado únicamente por discretos cambios de luces entre sonidos y melodías, hizo su entrada el artista, quien aun sin decir palabra, se apertrechó en su silla y dio inicio a las primeras canciones de la alucinante velada: “Una canción de amor esta noche” “Tu soledad me abriga la garganta “y “Tonada de albedrío”, incluidos en su último trabajo discográfico, “Amoríos.”
Los primeros aplausos, fueron agradecidos por el cantautor con un discreto “Gracias”, al tiempo que comentaba sobre el siguiente número “Días de Agua”: “Van a escuchar ahora una rumbita. Es una canción un poco rara, como algunos amores, un amorío en el agua…”, explicó y en ese momento, desde el silencio de la sala, alguien grito: “Gracias, Silvio por venir”. A lo que el artista respetuoso y conmovido, replicó. “Eso quien debía decirlo soy yo; Gracias por venir”, lo cual fue seguido por un contundente aplauso de la audiencia.
Estas primeras interpretaciones del artista contaron con las impresionantes ejecuciones de sus músicos especialmente los magistrales acordes de la flauta de Niurka González, y sus guitarristas. Precisamente, luego de cantar la tetratología de la cual forma parte su inolvidable “Oleo de mujer con sombrero”, y durante una de las ocasiones en que artista salió momentáneamente del escenario, estos últimos ejecutaron un tema instrumental en el que sobresalió un increíble solo de guitarras, que dejó prácticamente sin aliento a los espectadores.
Otros momentos verdaderamente emotivos de la noche ocurrieron cuando el cantautor, expresó que el tema “Mujeres,” lo dedicaba a una mujer de origen puertorriqueño, Ana Belén Montes, que estaba en prisión, acusada por “ayudar a Cuba, enfatizó, el trovador, en el derecho que tiene Cuba de ser como quiere ser, recibido con un fuerte aplauso y muchos de los presentes, de pie.
Le siguió “Tonada para dos poemas,” tema que, según Silvio, está inspirado en el poema del joven poeta revolucionario cubano, de la generación del 30, Rubén Martínez Villena quien dirigiera la huelga general que derribó a la dictadura del tirano Gerardo Machado en Agosto de 1933 y sobre el que Silvio comentó que admiraba profundamente su obra.
Otro hecho muy emocionante ocurrió cuando al interpretar “Canción del Elegido,” dedicó esta legendaria melodía suya a Pedro Albizu Campus, Juan Antonio Corretjer, Filiberto Ojeda Ríos, Lolita Lebrón y Oscar López Rivera, quien fuera liberado recientemente, luego de varios años de prisión. Un largo y sonoro aplauso, por parte de la audiencia, puesta nuevamente de pie junto a gritos de “Viva Puerto Rico”, y algunas banderas de Puerto Rico en el aire, se dejó escuchar de inmediato.
Igualmente otra ocasión de gran lucimiento y belleza durante esta velada, verdaderamente mágica , tuvo lugar cuando, Silvio, acompañado por el coro” Camerata Coral de Puerto Rico”, interpretó una de las más emblemáticas y conocidas canciones de su vasto repertorio: “Ojalá.” Y esta vez, su famosa canción sonó aún más bella, si esto fuese posible para beneplácito y regocijo de todos los espectadores que siguieron también, en voz alta la melodía.
Otras interpretaciones suyas muy aplaudidas y coreadas por el público puertorriqueño fueron “La Maza”, “Quien fuera,” “El Necio,” “La era está pariendo un corazón” y “Ángel para un final”, canción prevista para terminar el concierto, lo cual fue prácticamente, imposible porque la audiencia hizo volver al trovador varias veces más al escenario con reclamos sonoros e insistentes como para no dejarle ir…, mientras en su voz los acordes de” Pequeña Serenata Diurna” y “La Gota de Rocío”, evocaban la nostalgia, el amor y la esperanza en los corazones.
(People Music ofrece disculpas por no poder ofrecerles una mayor calidad en fotografía, en la que apenas se aprecia el rostro del artista, lo cual fue debido sobre todo, a factores organizativos que afectaron esta labor).