Por: Por Robby Cortés para People Music
Llenos de energía, con un gran repertorio musical, que mezcló el pasado y el presente, y con efectos de luces que no tienen nada que envidiarle a las mejores discotecas del mundo, se presentó el pasado viernes 29 de abril, en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, la legendaria banda británica Duran Duran. En su cuarta visita a la isla, el grupo, oriundo de Birmingham, hizo pasar una gran noche a los poco más de cinco mil fanáticos que ocuparon la modalidad pequeña del Choliseo, quienes bailaron, recordaron buenos tiempos y disfrutaron al máximo el movido espectáculo.
Considerada como una de las bandas más importantes de la década de los 80’s, fieles exponentes de la escena musical ‘New Romantic’, ‘New Wave’ y ‘Synthpop’, y con más de 37 años de carrera musical, Duran Duran no defraudó a su fiel fanaticada puertorriqueña y de islas cercanas como St. Thomas y St. Croix, que viajaron hasta Puerto Rico para el evento. Mientras unos veían a Duran Duran en concierto por primera vez, buena parte del público presente ya había asistido a algunas de sus anteriores presentaciones en la isla, en 1987, 1993 y 2005.
El concierto comenzó a eso de las 9:25pm, cuando se apagaron las luces y se comenzaron a escuchar truenos y relámpagos. Es así que el cantante, Simon Le Bon, junto al resto del grupo, John Taylor (bajo), Roger Taylor (batería), Nick Rhodes (teclados) y Dom Brown (guitarra), salieron al escenario a interpretar el tema que le da el nombre a su nuevo disco y a su gira mundial que realizan, ‘’Paper Gods’’. Luego comenzó el repertorio clásico de Duran Duran, encendiendo rápidamente al público con Wild Boys y la canción más famosa de la historia de la banda, ‘’Hungry Like a Wolf’’. El público se levantó de sus asientos y bailó sin parar. Luego apareció en la enorme pantalla, que sirvió de fondo ambiental durante todo el concierto, la imagen icónica de James Bond, señal que indicaba el comienzo de ‘’A View To A Kill’’, tema principal de la película Bond que lleva el mismo nombre, del año 1985.
Le Bon saludó en español al público presente. “¡Buenas tardes Puerto Rico!”, y dio paso a ‘’Come Undone’’, tema que presentó como “the closest we’ll get to sex tonight”. El concierto continuó con dos canciones del disco Paper Gods: ‘’Last Night In The City’’ y ‘’What Are The Chances’’?
En un abrir y cerrar de ojos, brincamos a los 80’s, con ‘’Notorious’’, y de vuelta al presente, con el nuevo tema ‘’Pressure Off’’, que fue acompañado por una lluvia de confetti, que interactuó con las luces del escenario, creando un efecto visual indescriptible y que arropó al público que se encontraba en la sección de arena. Cabe destacar los impresionantes efectos de luces, que son parte esencial del espectáculo. Predominaron los colores rojo y azul, así como visuales en la pantalla gigante al fondo del escenario, que iban a tono con cada una de las canciones. Desde una luna llena en ‘’New Moon Of Monday’’, el interior de lo que parecía ser una mansión o un castillo durante el tema ‘’Ordinary World’’, fuegos artificiales en ‘’Sunrise’’ y hasta el rostro del fenecido David Bowie, que apareció sorpresivamente en la pantalla. Al terminar la canción ‘’Planet Earth’’, momento en que la música bajó revoluciones y la banda comenzó a interpretar un pedazo del clásico de Bowie, ‘’Space Oddity’’. Un momento sumamente especial de la noche.
El concierto no estuvo exento de “bloopers”, como cuando comenzaron a tocar la canción ‘’I Don’t Want Your Love’’. Al parecer, Le Bon tuvo problemas escuchando la música, por lo que se salió de tiempo, instante en que pidió al grupo detener la música. Sin embargo, el ambiente relajado que permeaba en el Choliseo y el cariño y camaradería que se palpaba tanto entre los miembros de la banda como con el público, permitió que comenzaran la canción nuevamente.
Con un ‘medley’ bailable que incluyó, entre otras, las canciones ‘’Danceophobia’’ y ‘’Girls On Film’’, parecía culminar el concierto. Sin embargo, el público no dejó que el grupo se separara unos segundos del escenario, cuando pidieron, con sonoros aplausos y gritos, seguir el concierto.
“I think we’re gonna turn the stage purple, man. The stage go purple, and we like to pay our tribute to the artist, Prince”, dijo Le Bon, al tiempo en que se escuchó un fuerte aplauso del público. Luego Le Bon habló sobre la gran influencia que tuvo el cantante, recientemente fenecido, en el ámbito musical, diciendo que Prince “movió la música a una esfera diferente cuando llegó” y que muchas de las canciones de Duran Duran no se hubiesen escrito si no fuera por Prince y lo que él hizo por la música. En ese momento, Le Bon dedicó la canción ‘’Save A Prayer’’ a Prince y le pidió al público que encendieran sus celulares, haciendo que “las estrellas salgan de la oscuridad”. Y bajo un Choliseo lleno de estrellas virtuales, el público cantó a coro “don’t say a prayer for me now, save it ’til the morning after…”.
Luego de este emotivo momento, aparece en la pantalla del escenario el dibujo de la chica que adorna la carátula del clásico disco Rio, siendo esta la otra canción en el ‘encore’, una de las más esperadas. El público bailó, brincó y hasta jugaron con unas bolas de playa que se lanzaron desde el frente del escenario.
Al terminar la canción, el grupo se despidió del escenario. O por lo menos intentaron, pero el público no los dejó ir.
“The Reflex!, The Reflex!, The Reflex!”, gritaban con efusividad. Y aunque la canción no formaba parte del repertorio del concierto, la banda decidió complacer a su público. Aquí surgió el segundo “blooper” de la noche, mientras Le Bon y las coristas intentaban sincronizar sus voces con el ritmo de ‘’The Reflex’’, a la vez que los músicos buscaban los sonidos de la canción. En lo que todo caía en orden, se detuvo la música. “I think you guys need a little bit more practice… one more time”, le decía Le Bon en tono de broma al público, dando paso, esta vez de manera magistral, a la última canción de la noche, culminando así el concierto.
La producción, a cargo de Caribbean Concert Events, fue uno aceptable, aunque el concierto, pautado para las 8:00pm, se retrasó por más de una hora.
El sonido estuvo un poco estridente, en algunos puntos tornándose irritable. Sin embargo, la calidad musical pudo más y el público disfrutó de un gran espectáculo. El sistema de luces estuvo increíble.
Y parece que habrá Duran Duran para rato. Su cantante, Simon Le Bon, mantiene aún los mismos registros en las canciones que lleva cantando hace más de tres décadas. Esto a pesar de que se encontraba acatarrado desde el concierto anterior de la gira en West Palm Beach, Florida. Las coristas realizaron un excelente trabajo, al igual que los músicos, quienes demostraron su veteranía con unas interpretaciones perfectas.
“We wish you a very happy weekend!”, culminó diciendo Le Bon a la fanaticada, que durante casi dos horas vivió, más que un concierto, una experiencia inolvidable. De esas que puedes decir “si no fuiste, te lo perdiste”.